10 Jan
10Jan

Texto: Filipenses 1:12~26 

Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el progreso del evangelio, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.  Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.  Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. ¿Qué, pues? Que, no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.  Porque sé que, por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.  Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.  Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.  Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.  Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros. 

Rhema: Porque para mí el vivir es Cristo 

Reflexión:   

    Una pregunta interesante sería, ¿qué es la vida?, dependería mucho la respuesta para algunas personas, desde perspectivas diferentes habría diversidad de opiniones, algunas coincidentes, otras tal vez incomprensibles, pero tal vez encontremos algunas cercanas a la opinión del Apóstol Pablo referente al comparativo contrastante de la muerte, decir la vida solo representa estar en Cristo y Él lo cubre todo hasta llegar a una etapa mejor y culminante que sería la muerte, es algo totalmente diferente al estilo de vida del ser humano.    

   La vida terrenal ha cubierto los ojos espirituales en la vida del muchos creyentes, lo material se ha conformado como el mejor detonante para actuar en conciencia y bajo el razonamiento humano, me va bien en la vida entonces estoy haciendo lo correcto, y la fijación en los resultado personales pueden estar distantes de lo que Dios quiere hacer con el potencial que ha puesto en nuestras manos, tal vez no hemos aprendido a administrarlo correctamente y esto trae tremenda amargura a nuestras vidas al momento de evaluar el resultado a través de los años, donde podemos decir, no he alcanzado mis metas, en este momento preciso es cuando nos damos cuenta que perseguíamos metas personales no guiadas por Dios, justo ahí es cuando escuchamos o decimos frases como, “ no me ha ido bien en la vida”, o “ la vida me ha tratado mal”, entonces nos damos cuenta que tenemos un tremendo miedo a morir.    

  La vida del creyente tiene propósitos especifico de parte de Dios, solo que tal vez muchos de estos aún están en etapa de descubrimiento, la madurez del creyente evoluciona cuando nos damos cuenta de que erramos o cuando evaluamos el resultado seguido de las instrucciones de parte de Dios y de saber que cumplimos su objetivo a través de una participación personal haciéndolo incluso cuando no queremos.

    Motivación:   

        La vida no solo se reduce en nacer crecer y morir, como el ciclo general que la mayoría conoce, ¿quién no tiene recuerdos hermosos de su niñez? Pero es posible que muchos no tengan esos hermosos recuerdos de infancia, y esperan con ansia la etapa de crecer modificando conductas de vida no propias a la edad, cuando llegamos a la etapa adulta, inventamos o buscamos esos refugios que nos den satisfacción, todos ellos infructuosos fuera del plan de Dios.

     La vida del creyente que ha nacido en el evangelio, o el que cambio su vida en una etapa adulta, tienen las mismas garantías de tener una vida plena en Cristo, donde debería ser fácil e importante actuar en amor hacia los demás uniéndonos en el mismo pensar, un mismo objetivo, un mismo evangelio, persuadidos de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará, esta perfección depende de Dios y la evaluación de saber que estamos bien y que somos mejores, es evidente, palpable, tangible y medible en nosotros y para los ojos de los demás.

    El apóstol Pablo hace un referente a quienes predican a Cristo por envidia o contienda, y esto es totalmente contrario a la verdad, y también se ha convertido en una herramienta fatal y poderosa del enemigo para destrucción de la iglesia de Dios, significa que en esta situación no se está viviendo en Cristo y no hay garantías de parte de Dios, esto solo traerá amargura y decepción y lo peor es que desviara a otros del verdadero objetivo de Dios para su pueblo. 


 Aplicación:     

   Debemos comprender que la verdadera vida es la eterna esta es la que demos cuidar, vivir en Cristo marca otros parámetros, otros proyectos, otros resultados, muchos de ellos en su momento no tendrán razón desde nuestra perspectiva, pero al medirlo actuando en fe añadirá sabiduría a nuestra vida que esto seguirá creciendo en temor gratitud a Dios.   

     Debemos encontrar esta parte atractiva de vivir bajo el propósito de Dios sabiendo que en nuestras manos podría estar uno de los objetivos para muchos a través de un conducto siendo dirigido por el Espíritu Santo, y que en algún momento de madurez en nuestra vida expresemos que ha valido la pena permanecer a causa de otros mientras esta vida se agota y extingue, esperemos con ansia vivir por la eternidad con Cristo que esa sería nuestra verdadera vida, mientras estemos en este mundo seamos creyentes viviendo en ganancia por los demás, obteniendo victorias. 


           ¡! El vivir es Cristo, el morir es ganancia!!

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