02 Dec
02Dec

Texto: Romanos 6:5~14   

 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.  Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.  Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.  Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive.  Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.  No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.  Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.  

 Rhema:   Muertos al pecado 

Reflexión:   

  Renunciar a todas esas cosas que nos alejan de Dios es un acto con determinación difícil, dejar de hacer todas aquellas prácticas que hasta en algún momento formaron parte de nuestras vidas cambia totalmente un entorno, es una transformación radical de forma de vida, morir al pecado es no solo dejar de hacer muchas cosas que no son agradables y corrompen al Espíritu, si no vivificar el espíritu para no dejar que el pecado reine en nuestro cuerpo mortal, así lo especifica Pablo como un atributo indispensable, en pocas palabras dice, “de modo que no obedezcáis esos pensamientos pecaminosos que acarrean concupiscencia”.       El Apóstol Pablo nos invita de manera reflexiva pero también exhortante a no presentar nuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, pero lo más específico es presentarnos ante Dios como un ser vivo entre los muertos, haciendo una gran diferencia, la pregunta es ¿realmente nos diferenciamos de los demás?

Motivación

Sabiendo que la paga el pecado es muerte, no hay manera de esconder lo que sabemos existe en nuestro corazón, es ahí donde nace la concupiscencia, ofrecer nuestros miembros al pecado, inicia en los ojos, u oídos, entra en la mente y viaja hasta el acto,  es en ese momento  que se concibe y se comienza a gestar el error que nos separa de Dios, seamos determinantes en seguir la marcha de forma adecuada comprendiendo que cualquier cosa que nos aleja de Dios debe ser sometida y llevada a los pies de Cristo, evitando que esto reine en nuestras vidas.

Aplicación

Morir al pecado no es fácil, pero habría que entender como cristianos lo que significa crucificar ese viejo hábito, y llevar hasta la muerte la concupiscencia de nuestro corazón, es posible que amamos tanto aquello que nos estorba que estemos considerando no dejarlo morir y tratemos de vivir con esto que nos aleja y no nos damos cuenta de que perdemos una gran bendición en nuestras vidas.

    ¡! seamos de bendición!!

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