Texto: Gálatas 1:6~9
Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Rhema: ¿Un evangelio diferente?
Reflexión:
En nuestro caminar con Cristo hemos aprendido una diversidad de cosas, algunas comprensibles otras no tanto pero crecemos en El, sin embargo nos hemos enfrentado de una manera intempestiva y singular a los cambios del comportamiento del creyente a través de los años, adecuando efectos y circunstancias que aparentan ser buenas, que parecen ser atractivas a nuestra persona y también dentro del vínculo congregacional, parecieran ser innovadoras y atrayentes para conocer más de Dios, el acceso fácil a las redes sociales, al mismo tiempo que nos distraen también nos alejan, pero no solo eso, sino que también nos educa, y este ha sido un método efectivo de presentar, escuchar, ver, aceptar y adecuar un evangelio diferente dentro de la iglesia, falsos maestros, falsas doctrinas, falsas enseñanzas, que no hacen otra cosa más que formar falsos cristianos. Esta ha sido una herramienta fulminante y eficaz del enemigo para destruir al creyente. El apóstol Pablo remarca con dolor en su corazón a los gálatas, que no hay otro evangelio, si no que algunos perturban y quieren pervertir el evangelios de Cristo; en este tiempo ya no vemos de manera continua testimonios que impacten, los tiempos de comunión se desvanecen, es difícil encontrar programas de vigilias e intercesión como lo hacia la iglesia antigua, ya no es fácil escuchar un mensaje de amor no solo en el pulpito si no con los hechos cada día, es muy fácil cambiar la biblia por un dispositivo, mismo que se usa para cualquier otra cosa, la formalidad y prestancia se va degradando, los altares se están convirtiendo en escenarios y las emociones controlan un momento sin tratar de buscar agradar a Dios con nuestra adoración. El avivamiento es personal no comunitario, podemos generar sinergia, pero jamás sucederá nada diferente si no hay un convencimiento genuino y dejemos al Espíritu Santo que redarguya nuestra mente y corazón, debemos permitir que Dios actúe en nuestras vidas y regresar a lo básico, la oración sin intermitencias, la lectura de su palabra en todo momento, la adoración continua en privado, encaminar nuestra mente a los planes de Dios, a involucrarnos para el trabajo en la obra, en predicar cada día con nuestro ejemplo y hablar de amor de Dios a quien se nos presente, a salir a otras partes a compartir el mensaje de salvación, a apoyar las actividades de la iglesia, a convivir en armonía y hermandad, a dar de lo que Dios no ha dado, y sobre todo a poner en practica lo que aprendamos y escuchemos en su palabra, ayudar al que lo necesita, y siempre estar dispuesto a defender agresivamente su sana doctrina.
Motivación:
No debemos permitir que las adecuaciones globalizadas en estos tiempos cambien nuestra manera de vivir y pensar, la enseñanza es la misma desde que salió de la boca de Jesús, la mejor referencia es por el hermoso periodo que nos concede por su gracia, el sacrificio de Jesús, fue un acto de pago por nuestros pecados con su misma vida, efecto magnánimos que tiene sentido en la recuperación de la vida de todos a través de su sacrificio, donde aprendemos un poco del efecto del amor de Dios para todos, mas Dios muestra su amor para con nosotros que aun siendo pecadores cristo murió por nosotros.
Aplicación:
Retornemos al punto de partida, regresemos a lo básico, la clave no está en la innovación, está en lo establecido en sus promesas a través de la obediencia, en el servicio, en la devoción, en el anhelo de su presencia, en la transformación y renovación de nuestro entendimiento a través de su palabra, está en la desesperación por escuchar su mensaje cada día, vive en la necesidad insaciable de su presencia y en el sentimiento de muerte sin su presencia, está en el gozo de su salvación, está latente en la fe que aviva ese fuego de Dios que está en nosotros, está en compartir sus bendiciones tanto como podamos, está en el enfoque de seguir un plan perfecto dictado por sus manos y seguir la dirección que nos dé, está en disfrutar cada victoria y proclamar a manera de testimonio lo que hace todo el tiempo. ¿Vivirá en nosotros hasta el ultimo suspiro de nuestras vidas? ¿será latente su palabra en nosotros hasta el final? ¿Llegaremos a la meta diciendo he peleado la buena batalla? Solo nos resta recapacitar, y pensar si vamos por el camino que Dios nos trazó, tal vez tengamos que reivindicar lo disgregado, de retornar lo perdido, volver al punto de inicio y despegar de nuevo.
¡! Cristo salva, Cristo sana, ¡¡El bautiza y viene pronto!!